domingo, 10 de septiembre de 2017

El sol de Melocotón

Cuento dedicado al gran amor de vida, que revoloteo en mis costillas.
Esta es la historia de un melocotón, que vivía en los campos de Chile y soñaba con tocar el sol.
Todas las mañana el pequeño melocotón le contaba a los otros frutos que muy pronto visitaría esa pelota redonda media dorada, pero su creador el árbol duraznero se enfadaba y le decía:
- No, no, no, eres un hermoso, rosado y apetecible bocado, así que te mezclarán con almíbar para que te saboree un niño glotón.
Pero el melocotón no se rendía, sabía que algún día, su destino cambiaría.
Ya era tiempo de cosecha y al melocotón le tocó partir en una caja directo a Hong Kong, en dónde en muestrario de supermercado se quedó.
- Ahora no sé dónde estoy, se lamentaba con desesperación, jamás volveré a ver a mi amigo el sol.
Un tomate muy sabio, que escuchaba al melocotón, le dijo:
- Tienes que ser positivo amigo, que uno nunca sabe lo que nos otorgará el destino.
Así pasaron tres días, hasta que un hombre puso en una bolsa al melocotón y lo pesó
- ¡Ay! qué será de mí, se lamentaba el dulce fruto, me comerán de postre hoy.
Lo que no sabía el melocotón es que quien lo había comprado era un astronauta que buscaba provisiones para su próximo viaje al sol.
Ya en el cohete y al mirar el espacio, este recién entendió, cumpliré mi sueño, pensó.

Al llegar al gran astro de alegría se inundo, tanto así, que no le importó convertirse en el primer huesillo en conocer el sol.
J.E. Manama

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